martes, 19 de enero de 2010

La mujer y su imagen en la sociedad

La mujer, a lo largo de toda la historia, ha estado sometida al hombre en la mayoría de las culturas y sociedades. La lucha de la mujer por su liberación se remonta siglos atrás, una lucha que ha costado y sigue costando la vida a muchos hombres y a muchas mujeres.
Muchas personas que forman parte del pueblo español creen que (“por fin”) en occidente la mujer está logrando soltarse de las cadenas que la han sujetado durante siglos y siglos. La mujer ha empezado a trabajar, ha empezado a dedicarse a algo más que al cuidado de los hijos, ha entrado en las universidades.
Pero la mujer, en pleno siglo XXI, aún sigue sujeta a muchas cadenas; cadenas que no están sólo apoyadas por una ley u otra, sino que están apoyadas por el pueblo.
Cuando alguien piensa en una mujer oprimida, piensa en la típica situación de la ama de casa que debe tener preparada la cena para su marido, que no puede tomar decisiones sin él, que debe tener la casa impoluta y que es enteramente responsable de la educación de sus hijos. Pero… nadie piensa en la niña que no “debe” jugar al fútbol por ser un deporte de chicos, ni en la adolescente que no se atreve a mostrar demasiada simpatía hacia los varones que no sean su novio por miedo a que la tachen de puta, ni en la mujer que cada mañana en el trabajo debe mostrar buena cara hacia sus clientes, siendo una estrategia de ventas, ni en la chica gorda que es rechazada en un puesto debido a su físico. Nadie piensa en la cantidad de mujeres que sienten remordimientos al mirar los cuerpos irreales que muestran los anuncios de las revistas, ni tampoco en la mujer que se rompe la cabeza para buscar la crema antiarrugas más eficaz mientras lleva a cabo una “alimentación” basada en lechuga y tomate.
Las mujeres siguen siendo vistas por la sociedad como objetos antes que como personas. Un hombre puede estar despeinado y sin afeitar; una mujer debe estar siempre perfecta; debe ser buena esposa, buena madre, estar de buen humor y tener un físico atractivo.
Este pensamiento es impuesto por la sociedad (religión, propaganda, publicidad…) desde que somos pequeños; las mujeres sufren la presión de las obligaciones que debe tener una mujer, y a los hombres se les inculca que eso es ley de vida.

Basta de desigualdades. Mujeres y hombres somos los que debemos luchar para romper este modelo, para acabar con la esclavitud de la mujer. Ningún sexo puede ser realmente libre si no lo es el otro.

¡No más indiferencia social ante este problema!


3 comentarios:

  1. Más o menos de acuerdo con todo (sería para discutirlo largo y tendido; creo que yo soy más radical), pero hay una cosa que no puedo pasar por alto, por chocante: confundes género con sexo. No te dejes arrastrar en tu lenguaje por los políticos analfabetos y sus idiotas acólitos. No puede decirse en español "Ningún GÉNERO puede ser realmente libre si no lo es el otro", sino "Ningún SEXO puede ser realmente libre si no lo es el otro". La palabra sexo hace referencia a la condición orgánica, masculina o femenina, de los animales, en cambio, la palabra género se refiere a seres que tienen uno o varios caracteres comunes (el género Homo, por ejemplo). La palabra género debe ir acompañada siempre de otro elemento gramatical (determinante, pronombre, adjetivo...) igual que "talante", otra de las perlas que nos han colado la caterva de analfabetos que tenemos por gobernantes y periodistas. El uso de la palabra género como mero sinónimo de sexo debe evitarse. Si te molesta el comentario, no lo publiques, pero leelo. Lo escribo sin acritud y porque ya se lo comente a Vivi cuando le leí.

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  2. Tienes razón, muchísimas gracias por leer el artículo y por comentar, aún más si es para corregir un error, ya que sé que me queda mucho por aprender. Claro que no me molesta el comentario, no pienso borrarlo :)

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